Poemas para el regreso V (noviembre 2007)

Quizá sea porque los ojos ya se acostumbraron a mirar todo a través de una tela triste y opaca, o porque los oídos están habituados a esperar que toda respiración cese, o porque la piel ya no espera más calor que el que da el sol de la mañana, en los días de noviembre donde no hay nubes en el cielo. Tal vez no tenga valor para tocar con más fuerza a la puerta, pero es que la melancolía que me trae tu recuerdo me sirve de compañía cuando se me acaban las ideas. Pensar que esperas detrás de los mantos y las ventanas, y que sueñas cerca de mí con cosas fantásticas, me hace recordar que después de todo eres uno de nosotros, por más fantástico que puedas parecer cuando se pone el sol y la oscuridad juega peligrosa con los corazones.